En general el tema de la Inquisición, española y católica, no es que no me genere rechazo. Me considero, más bien, un acérrimo defensor. Por eso creo que quizá sea desvirtuarla la comparación que voy a hacer pero espero que sirva, al menos, para abrirle los ojos a alguno de los militantes de la progresía.
La semana pasada ya nos advertía Embajador en el Infierno de lo que nos espera. Esta semana, en España, se procesa a un juez que en el ejercicio de sus funciones se guió por el beneficio del menor en defecto de una pareja homosexual. El motivo: retrasar la adopción de un menor por parte de una lesbiana.
La persecución mediática y legal a que está sometida esta persona es absoluta. Y a pesar de todo afirma que lo volvería a hacer. Por eso, vaya desde aquí mi apoyo expreso al juez Ferrín, una persona con dos narices y que se atreve a actuar como Dios manda.
Y a la homosexualidad beligerante simplemente recordarle que si las naturaleza no les da los hijos, nadie tiene porqué hacerlo.
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