La semana pasada veíamos como Obama daba un paso más en su beligerante campaña prohomosexual. Pero no menos peligrosas que las polémicas desatadas en pro de crear un caldo de cultivo propicio para el debate que les interesa son noticias como la creación de la Oficina Global para Asuntos de la Mujer.
Hillary Clinton está auspiciando este nuevo organismo público que, en estos momentos, se encuentra pendiente de superar el filtro de la Cámara de Representantes. Sin embargo, todos sabemos lo que la creación de este nuevo miembro del gobierno conlleva: más poder y más esfuerzo plasmados en esta nueva oficina de promoción del aborto. Y, sobretodo, una manera de controlar que los ciudadanos que trabajan en representación de los intereses de Estados Unidos en el mundo entero trabajen también en la promoción de los fines políticos, ideológicos y, ¿por qué no?, apocalípticos que a ellos interesa. Eso sí, con el dinero de los contribuyentes.
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