Y yo creo, sin duda, que el hombre que alcance el cielo descubrirá que no ha perdido lo que ha dejado (ni siquiera si se arrancó el ojo derecho), que en el cielo encontrará –mejor de lo que podría esperar-, aguardándole en las «Tierras Altas», el núcleo de lo que realmente buscaba hasta en sus deseos más depravados. En este sentido es verdad que los que hayan completado el viaje, sólo ellos, dirán que el bien es todo y que le cielo está en todas partes. Pero nosotros, en este extremo del camino, no debemos intentar anticipar esa visión retrospectiva. Si lo hacemos, nos exponemos a aceptar la posición contraria –equivocada y desastrosa- y a suponer que todo es bueno y que en todas partes está el cielo
El Gran Divorcio, un sueño.
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