El hombre juega a muchos juegos, pero no hay el juego de los juegos. Probablemente, Wittgenstein cree que sí existe, pero el juego de los juegos sólo lo juega Dios; el sistema absoluto del saber es el saber divino, pero ese saber no es accesible al hombre. Se ve entonces, ahora formulado por filósofos, que la ciencia no es consistente: esto no significa que no haya partes suyas más o menos coherentes, pero en su totalidad no se sabe si lo es.
La ciencia moderna no tiene fundamento ni consistencia completa. Si a eso se añade que la realidad no se deja encerrar en el modelo científico (la realidad sale contestona), sólo nos queda confiar en que los modelos respondrán porque contamos con muchos investigadores. Pero no tenemos certeza, es decir, plena confianza científica-racional sobre la lógica del progreso científico.
Leonardo Polo en ¿Quién es el Hombre?