El contrato social

Recientemente ha salpicado los medios el escándalo suscitado por la infidelidad matrimonial de Mark Sanford, Gobernador republicano de Carolina del Sur y, hasta la fecha, un serio candidato del GOP para aspirar a arrebatarle la presidencia a Barack Obama en 2012. Lo que probablemente le invalide para incorporarse seriamente a la carrera presidencial y posiblemente se extienda a la incompatibilidad con su cargo de Gobernador.

Algunos creemos que la razón de la representatividad de los cargos políticos (que no públicos) es porque se presume tácito un contrato entre el representado y su representante. Contrato que, por supuesto, si no se cumple no se renueva e incluso se rescinde. En algunos casos esto se da por sentado, en otros hay que hacer un serio esfuerzo para asumir que, en cierta medida, puede estar ocurriendo en el sistema político, aunque a uno le cueste mucho verlo (son más los ejemplos que se pueden encontrar de este último caso en España).

Y como siempre hay quien expresa con mejores palabras una misma idea; a él me remito:

Y termina:

¿Es ingenuo pensar que por el hecho de que un político sea fiel a su mujer va a ser fiel a sus votantes? Probablemente. Pero no tanto como creer que si es capaz de traicionarla a ella nos va a tratar a nosotros mejor.